Una Iglesia sinodal en misión
Resumen
La Sinodalidad está ordenada a la misión, para ello es necesario que más comunidades cristianas compartan la fraternidad con hombres y mujeres de otras religiones, de otras convicciones y culturas, evitando, por una parte, el riesgo de la autorreferencialidad, de la auto-conservación y, por otro, el de la pérdida de identidad. La lógica del diálogo debe caracterizar el anuncio evangélico y el servicio a los pobres, el cuidado de la Casa Común y la investigación teológica, convirtiéndose en el estilo pastoral de la Iglesia. El rostro de una Iglesia sinodal no puede olvidar cómo los pobres son los protagonistas del camino de la Iglesia. A la Iglesia, los pobres le piden amor. Por amor se entiende respeto, acogida y reconocimiento. Esto significa que cada uno sea sujeto del propio itinerario de crecimiento y no objeto de acciones asistenciales de otros.